Juan Carlos de Borbón, rey emérito, se ha largado ¿fugado? de su Reino español, llevándose sus enseres en suelo patrio, porque el resto ya lo tenía fuera.
Al igual que hizo su yerno, abandona la península con sus escoltas correspondientes, desafiando a la justicia y así eludir a la policía fiscal puesto que está bajo investigación judicial, entre otros asuntos por sus cuentas en Suiza y las comisiones recibidas desde Arabia Saudí por ciertos negocios del AVE.
Es grotesco y el colmo de los despropósitos que el Gobierno lo haya permitido, porque probablemente se habrá ido en un avión militar con sus correspondientes permisos de vuelos. Los fiscales anticorrupción que están investigando las elevadas cantidades de millones que parece ser que JC de Borbón ha evadido al fisco español al enterarse de la “huida” se habrán quedado con una cara de tontos por ver la facilidad con la que los defraudadores, cruzan las fronteras hacia otros países donde la ley les protege de posibles extradiciones.
Para los ciudadanos de a pie, la ofensa es doble porque comprobamos que mientras a unos se les encarcela preventivamente, por supuestos delitos muchos mucho menos graves que los del emérito Juan Carlos de Borbón (también relacionado con el golpe de estado de Tejero en el año 1981), a los de sangre real se les permite irse del Reino con toda tranquilidad y a costa del erario público. El Estado español, sus gobernantes, una vez más sigue siendo haciendo el ridículo ante el resto de países del mundo. La Monarquía debe desaparecer como opción política, puesto que no ha traído más que corrupción. La III Republica llama a la puerta.