Mientras Natalia Chueca miente, Avanza Zaragoza “blinda” sus beneficios
Así, con esta descarnada realidad se presenta la crisis del virus COVID-19, para poner bajo la lupa de la opinión pública la concesión privada del autobús urbano de Zaragoza. Que el coronavirus ha venido para quedarse, parece ser un hecho, y que este hecho está poniendo en solfa las verdades absolutas que hasta ahora se nos presentaban a los contribuyentes como inmutables, también. Y es que, cuando de lo que se trata es de defender los beneficios económicos por encima del interés –y la necesidad- de los ciudadanos de Zaragoza, con la multinacional Avanza-ADO hemos topado.
Ante el actual momento de emergencia que estamos viviendo, los cruces de declaraciones –e intenciones más o menos veladas- se suceden. La multinacional Avanza-ADO, actual concesionaria del transporte de autobús urbano de Zaragoza, a través de su Director General, Sr. Guillermo Ríos, ya ha dado a entender públicamente en una entrevista concedida hoy mismo a un medio de comunicación, que la multinacional va a preservar el beneficio económico que tiene contratado hasta el año 2023 en que finaliza su contrata, pase lo que pase, aún a pesar de que la ciudad de Zaragoza esté siendo zarandeada por el peor desastre sanitario que se recuerda, y del cual el servicio de transporte público no está siendo ajeno.
Desde el principio, la actual concesión se ha visto rodeada por la sombra de la sospecha al estar impugnado el concurso que en su día adjudicó la contrata a la multinacional Avanza, en detrimento de una cooperativa de trabajadores de Zaragoza. Si bien este hecho ha sido denunciado en reiteradas ocasiones por el sindicato CUT, cobra ahora una vital importancia y se pone más de manifiesto cuando la propia multinacional Avanza-ADO admite sin tapujos y con su cara más siniestra a través de su intervención en el foro “Futuro de Zaragoza”-foro que el propio Ayuntamiento de Zaragoza ha creado para tratar la alarmante situación con las diferentes empresas y entidades sociales para analizar el catastrófico impacto de la pandemia-, que no va a asumir ningún tipo de merma económica en el contrato que tiene firmado con el ayuntamiento o, lo que es lo mismo, que le va a endosar a los zaragozanos el coste íntegro de un servicio que, recordemos, se está prestando con las limitaciones que impone la situación de alarma, y que trae consigo una reducción de autobuses en la calle, que ha pasado a prestarse con horarios de festivos.
Precísamente, y pese a la advertencia de Avanza de no estar dispuesta a perder ni un céntimo, el déficit del autobús urbano lo padecen los ciudadanos en la calle ya que, desde hace semanas, el ayuntamiento recortó el servicio, haciendo que el mismo se preste todos los días con horarios de días festivos, independientemente de que se trate de días laborables, de que se preste servicio a centros hospitalarios y asistenciales o de que los vehículos circulen llenos y dejando a pasajeros en las paradas, situación que se ha agravado con el avance en las fases de desescalamiento, todo ello sin que el consistorio se inmute lo más mínimo.
Pero, la multinacional Avanza-ADO no pierde. Una vez engranada la máquina tragaperras en que se ha convertido el servicio público esencial de autobús urbano y que hace que en plena crisis se están realizando y cobrando -en proporción-, más kilómetros con menos autobuses y conductores, en fechas recientes –en plena situación de emergencia- la multinacional Avanza-ADO trató de aprovechar la coyuntura para “colar” un ERTE que tenía como objetivo laminar las condiciones laborales de los conductores del servicio y que, ante la denuncia del sindicato CUT, la propia autoridad laboral, de una manera sonrojante para la propia Avanza-ADO, tumbó y anuló, dejando sin efecto.
Y es que, mientras el Ayuntamiento de Zaragoza intenta tratar “de tú a tú” a la multinacional a la que hasta ahora consideraba su “colega”, recibe el portazo de una multinacional que le deja bien claro que por encima de todo –incluidos la salud y el bienestar de los zaragozanos- está su negocio, tratando de usted al Sr. Azcón y dejando en una situación comprometida a un ayuntamiento de “cartón-piedra” que pasa a ser rehén de una multinacional que marca distancias con los zaragozanos.
Pero si la gestión del equipo de gobierno en el ayuntamiento está siendo cuestionable, particularmente grave es la huída hacia delante de la consejera del ramo de Movilidad y Servicios Públicos, Sra. Natalia Chueca, que ante preguntas de grupos de la oposición y en declaraciones vertidas por ella misma en el pleno municipal –en sede pública- del pasado día 30 de abril, llega a afirmar que al objeto de conocer la realidad actual que viven los trabajadores del bus urbano, mantiene contactos permanentes con el Presidente del Comité de Empresa de Avanza Zaragoza, hecho este que desmiente de forma categórica el propio miembro del comité en respuesta a las preguntas en nombre de CUT sobre este asunto, en el pleno de Comité de Empresa celebrado en el día de hoy. Es decir, que a la Señora Chueca solo se le ha visto en las instalaciones de la empresa para “hacerse la foto” delante de los medios de comunicación, siempre rodeada de dirigentes de la propia empresa y sin haberse puesto en contacto con la representación de los trabajadores desde hace días, pese a los intentos por parte de estos de retomar las reuniones establecidas e, incluso, formar un gabinete de crisis para afrontar la actual situación.
La señora Chueca, en su comparecencia pública, ha faltado a la verdad al resto de representantes políticos, a los trabajadores del bus urbano y al conjunto de los ciudadanos de Zaragoza, ha demostrado que no es acreedora de nuestra confianza y, en un momento complicado, ha subestimado a unos trabajadores que, como ocurre en las matemáticas, son capaces de admitir el error, pero no la trampa.
Ante la gravedad de los hechos, desde CUT solicitamos la dimisión o el cese fulminante de la citada consejera, la intervención inmediata de la contrata por parte de las autoridades municipales que venga a reconducir la actual situación financiera del servicio –antes de que el agujero económico adquiera dimensiones inasumibles por el consistorio- y el restablecimiento del 100% del servicio al ciudadano que garantice la movilidad en condiciones de seguridad, que evite aglomeraciones y saturaciones en un servicio esencial como el de autobús urbano.