De nuevo asistimos a una reunión con la empresa, en la que ésta da una negativa sistemática como respuesta en relación a la inmensa mayoría de propuestas que se le hacen por la representación de los trabajadores, y es que está demostrado que para una multinacional como Avanza no hay crisis sanitaria o pandemia mundial que valga, lo único que importa es el ahorro en costes económicos y su preservación del beneficio.
Especialmente vergonzosas son la insalubridad y la ausencia de limpieza que se siguen detectando en el interior de los autobuses, y para cuya comprobación basta con pasar un trapo por el volante u observar las telas de araña en los vehículos. Es realmente alarmante la frivolidad con la que se trata el asunto de la limpieza en un servicio público de masas, más aún en el momento actual con un nuevo brote incontrolado de COVID-19, del que hasta ahora, atribuimos al azar o la suerte el hecho de que la pandemia no se haya ensañado todavía más con trabajadores y usuarios del bus.
La prueba no aguanta la comparación: es vergonzante que mientras que en la terraza de un bar, los responsables tienen que desinfectar sillas y mesas cada vez que se sientan un par de clientes, en el servicio del bus urbano de la quinta ciudad de España, la limpieza de los vehículos se siga haciendo con medios exclusivamente manuales, en precario y, en el mejor de los casos, una sola vez al día. Avanza y Ayuntamiento de Zaragoza son los responsables de esta situación y de lo que de ella pueda derivarse.
Por último, nos merece especial mención el análisis que de lo reflejado en el BOA que recientemente publicó el Gobierno de Aragón, han hecho los miembros de SATTRA y del cual son los únicos que han llegado a la conclusión de que los conductores tenemos la obligación de llevar continuamente durante nuestra jornada las mascarillas en nuestro puesto de trabajo. Son los únicos que han hecho esa interpretación –ni tan siquiera la ha hecho la empresa-. Desde CUT hemos sido firmes defensores desde el principio del reparto de guantes y mascarillas, y lo seguimos siendo, pero de ahí a tratar en una reunión con la empresa el hecho de imponernos nosotros mismos otra obligación, nada más y nada menos que la de llevar puesta continuamente durante 8 horas una mascarilla que nos dan para pasar toda una semana, nos parece una absoluta imprudencia… otra ocurrencia más de ese sindicato.